Alain Juppé, aún alcalde de Burdeos durante algunos días más, acaba de declararse inocente en el "desolador asunto" suscitado por el escritor Philippe Sollers, oriundo de la región bordelesa: varios 'châteaux' vitícolas comprados por chinos han cambiado de nombre, y ahora tienen nombres de resonancia china.
El escritor reprochó hace poco en su 'blog' al político el haber "convalidado el increíble cambio de nombre de algunos vinos del terruño".
En su carta abierta, Sollers explica que esos 'châteaux' comprados por chinos ahora se llaman Le Lapin Impèrial, Le Lapin d'Or', L'Antilope Tibétaine y La Grande Antilope. (El Conejo Imperial, El Consejo de Oro, El Antílope Tibetano y El Gran Antílope). "¿No existe ninguna forma de devolver ese vino a su fuente legítima, legitimada por los siglos?", se pregunta el escritor.
En una carta a Sollers que también ha llegado a la AFP, Juppé -a punto de pasar al Consejo Constitucional- ha elegido el humor para saludar ·el honor" que se le hace "atribuyéndome poderes que no poseo".
Escribe Juppé: "Le confirmo que no se me consultó cuando se hizo la clasificación de 1855 ni cuando sus enmiendas posteriores, ni la elección de etiquetas ni el diseño de los trajes tradicionales de las cofradías". E invita a Sollers a "seguir esta conversación con una copa de burdeos, el mejor vino del mundo".
El CIVB (Conseil Interprofessionnel du Vin de Bordeaux), por su parte, a explicado a AFP que tampoco tiene nada que ver en el asunto. "Cada cual es libre de adoptar un nombre de su 'château' que se adapte mejor a su clientela", dice su portavoz, Christophe Chateau. De un total de 9.500, 140 'châteaux' han sido comprados por chinos y "cinco oseis" han cambiado de nombre. Igual que sucedió cuando el gran constructor de aviones francés compró uno y lo rebautizó «Château Dassault».
Las denominaciones no cambian de nombre, y se seguirá bebiendo Margaux, Pomerol, Saint-Émilion...