miércoles, 29 de abril de 2015
Cuatro vinos de Hispano Suizas, los mejores de España en su variedad para la Guía de la SEVI 2015.
Cuatro vinos de Hispano Suizas, los mejores de España en su variedad para la Guía de la SEVI 2015
La bodega de Requena tiene las mejores puntuaciones del país en Chardonnay, Pinot Noir, Sauvignon Blanc y Bobal
El Quod Superius 2011 alcanza los 98 puntos, y el Bassus Pinot Noir 97
El Cava Tantum Ergo Chardonnay & Pinot Noir logra los 97 puntos, de nuevo entre los mejores espumosos, y el mejor sauvignon blanc del país vuelve a ser el Impromptu 2014 con 96 puntos.
Pablo Ossorio consigue que Hispano+Suizas sea la bodega Española con más vinos situados en el cuadro de Honor de la Guia Sevi 2015
Cuatro vinos de Hispano Suizas, los mejores de España en su variedad para la Guía de la SEVI 2015.
Los mejores vinos de nuestro país elaborados con Chardonnay, Pinot Noir, Sauvignon Blanc y Bobal son de Bodegas Hispano Suizas, de Requena. Así lo ha anunciado anoche la Guía de vinos 2015 de la Semana Vitivinícola, la revista decana del sector en nuestro país en el acto de presentación de la nueva edición.
Las catas de la revista que dirige Salvador Manjón las firma el prestigioso periodista Antonio María Casado, y lo que hace diferente esta guía de las demás es que ordena los vinos por variedades, independientemente de las denominaciones de origen o las provincias, lo que pone en el mismo rango a vinos de diferentes regiones de España bajo el denominador común de la cepa mayoritaria de la que sale el vino.
Para Pablo Ossorio, enólogo de la bodega, es una enorme satisfacción que cuatro de sus vinos hayan sido elegidos como los mejores de España dentro de sus variedades dominantes, “esto confirma que el trabajo que llevamos haciendo estos años da resultados y que la apuesta que hicimos por estas variedades era acertada”, ya que las cuatro premiadas son las cuatro que dominan en las fincas de Hispano.
El vino más puntuado de Hispano Suizas ha sido el Quod Superius 2011, el tinto top de la bodega, elaborado con un coupage de variedades entre las que domina el bobal, la variedad reina de Requena. Por ello, el mejor bobal de España está en este vino.
En el caso de la pinot noir, variedad de origen francés y que en Requena se ha adaptado muy bien, el mejor de nuestro país ha sido el Bassus Pinot Noir 2013 que obtuvo 97 puntos.
El Impromptu 2014 logró 96 puntos que lo sitúan nuevamente como el mejor sauvignon blanc de España, un logro que este vino repite año tras año.
Por si fuera poco, el Cava Tantum Ergo Chardonnay Pinot Noir consigue situarse como el mejor chardonnay de nuestro país, y con sus 97 puntos iguala al cava que mejor puntuación obtiene en la guía (de Agustín Torelló). El Tantum Ergo es el Cava más vendido de la bodega, y está elaborado a la usanza francesa, con dos tercios de la variedad blanca chardonnay y un tercio de la tinta, pero es un blanc de noirs. Su “hermano” rosé, el Tantum Ergo monovarietal de Pinot Noir, logró una puntuación también envidiable, 96 puntos y recientemente ha sido galardonado como el Mejor Espumoso de España por la AEPEV.
Todos sobresalientes
Además de conseguir colocar estos cuatro vinos en el Cuadro de Honor de la guía, la guía sitúa al resto de los vinos entre los sobresalientes por encima de los 93 puntos.
El Bassus Finca Casilla Herrera 2011 logra 94 puntos, la misma puntuación que el Bobos Finca Casa la Borracha 2013, ambos tintos con estancia en madera, con la salvedad de que este último es monovarietal de bobal, la variedad reina de Requena.
La última creación de la bodega, el Impromptu Rosé 2014 debuta en la guía SEVI también con 94 puntos, una excelente puntuación para un rosado que, además, se estrena en el mercado. Se trata de un pinot noir que ha fermentado en barrica y que lleva un complejo trabajo de lías antes de salir al mercado.
Los otros dos cavas de Hispano obtienen 96 puntos en el caso del rosé de Pinot Noir y 95 el Tantum Ergo Vintage 2010.
El Bassus dulce 2013 logró 93 puntos.
lunes, 27 de abril de 2015
WINE DAYS MALLORCA 2015.
VINOTENDENCIA.
http://sobremesa.es/not/1590/enotabernas-en-espana-la-revuelta-de-los-wine-bars/
Las vinotecas españolas proponen una filosofía que nada tiene que envidiar a los wine bars anglosajones. Es la fórmula de comer de picoteo, pizarras especializadas, venta de vinos in situ o cursos de coctelería.
Cualquiera diría que este viejo gran hotel de Logroño renovado es una taberna a la antigua usanza cuando uno escucha a Ricardo Arambarri describir su nuevo local: “A mí me encantan las tascas de toda la vida”. Wine Fandango es un espacio dinámico lleno de juego, elementos de cabaret, luminotecnia y una espléndida cocina a la vista. Los “vinos y platos típicos” que anunciaban esas tabernas originarias de madera ahora pregonan fiestas, menús temáticos y cocktails con zurracapote de Calahorra y noches para tomar vinos con porrón. Un espectáculo de bar cosmopolita que sigue todos los guiños más creativos de los wine bars americanos. Los hermanos Arambarri, distribuidores y creadores de la marca de vinos Vintae, reformaron este palacete para llenarlo de vodevil y pedagogía, un concepto hostelero nuevo que ya ha conseguido el Premio en La Rioja al Mejor Emprendedor del Año. La carta fandanguera con 100 vinos es divertida y facilona: “Para arrancar una conversación”, “Para los que se quieren cuidar”, “Y estamos tan a gustito”, “Una copa de trago largo”, “Para maridar y no pensar”. También se ha importado la idea anglosajona de los Wine Flights, una selección de tres vinos con copa y tópico.
Wine bars galácticos
Los wine bars más castizos eran bares de cata y secretos para bodegueros que no eran de dominio público hasta que en 2004 Monvinic empezó a soltar la liebre de que el vino es espectáculo. Sergi Ferrer Salat había hecho pública la base de datos más completa traducida en formato digital, el espacio único en Europa donde el aficionado tenía al alcance vinos de 20 países, sin tendencias, solo por el puro placer de probar. Así se explica que la pizarra con 40 vinos por copas varíe constantemente. En siete años se han servido miles de vinos nuevos solo por el mero placer de abrirlos, o para cubrir todo el espectro de uvas, estilos y precios posibles.
Otro de los ambientazos que están cambiando el modo de disfrutar de un vino es el de El Portal, un indiscutible manjar para la vista y el paladar en Alicante. Se bautiza como Taberna & Wines, una fusión internacional e ibérica muy exitosa. En El Portal trabaja un ejército de sumilleres, bartenders y chefs que han hecho de este sitio un escenario que no cierra en todo el día, donde disfrutar de 300 vinos clasificados por sus prototipos y uvas más populares. Carlos Bosch, su inspirador, es un publicitario viajero enamorado de la decoración cosmopolita, pero que ha dado relevancia a la cocina en miniatura del Mare Nostrum. Aquí se toma un cóctel o un tinto alicantino con callos en cazuelita, coca de sardinas ahumadas, conservas caseras o gambas de Denia.
Los primeros franceses
Los bistrós franceses son los antecedentes del concepto más puro de estas vinotecas, cuando comienzan su andadura en los años cincuenta del siglo pasado. Solían ofrecer vinos y copas de pequeños productores del Loira o un buen beaujolais en un ambiente de café y cena romántica. La vuelta de tuerca hacia la especialización llegó en el 2000 con Le Verre Volé, una tienda con barra donde se servía un menú de snacks con vinos naturales de uvas locales poco habituales. Hoy es común encontrarse este tipo de bares entre las enotecas romanas, en Londres o Nueva York, reproduciendo modelos de bistrós actualizados capaces de vender más jerez y borgoña que en las regiones de origen.
[Img #7016]Santi Olivella y Álvaro Cueco abrieron Cata 1.81 en Barcelona como uno de los primeros wine bars españoles, que también se bautizaría como gastropub, debido al exigente nivel de la cocina en raciones que salían de la cocina. Hoy continúa con un listado de 30 vinos por copas, más de 150 etiquetas, menús maridajes e, incluso un modelo americano que incorpora una oferta de street food muy entretenida a base de hot dogs, hamburguesitas, noodles, sin perder de vista los platos de la abuela catalana.
De todas formas, la mayoría de wine bars nacieron, castizos en Madrid, en los años noventa, y recogían el testigo de grandes clásicos de la villa y corte, del estilo de Casa Lucas, Entrevinos, Taberneros, Cuenllas, Laredo, El Quinto Vino, Aloque, Bodegas Rosell… Es en la capital donde sin duda está la mayor concentración de estos templos del vino, que viven una nueva edad de oro gracias a la personalidad de sus taberneros y a una cocina de respeto estacional y local, un componente clave con el cual los locales internacionales no pueden competir.
Tabernas castizas
Miguel Ángel Jiménez abrió de los últimos La Catapa en pleno Retiro, una milla de buenos bares de vinos, convencido de que “todos somos necesarios y complementarios” y de que no hay otro secreto que hacer “calidad, calidad y calidad, y aun ser consciente de que te puedes equivocar”. Sus mejillones al curry o su tortilla de patatas delicada y jugosa, han creado una corte de admiradores, con los que es capaz de mezclar 25 copas de vinos franceses y jereces, estos últimos los favoritos del chef. Reconoce que los vinos son más difíciles porque no hay una botella igual y las mermas, junto con el almacenaje, no resultan tan fáciles como la cerveza.
Independencia y una mayor exigencia sobre la materia prima diaria de la cocina y la selección de vinos, era también lo que buscaban el sumiller Luis García de la Navarra junto a su hermano Pedro cuando decidieron abrir su proyecto junto al Ayuntamiento de Madrid. “Me apetecía romper la seriedad del restaurante, hacer cosas en plan picoteo”. Vinoteca García de la Navarra es una de las mejores barras de Madrid con cocina al día. Luis se define como un camaleón preparado para recomendar nuevos vinos, teniendo en cuenta la dificultad de rotar más de 900 muestras. Lo que hace es servir un vino semanal a precio de tienda, una oportunidad para almorzar con un Muga 2010 a 15 euros o un Mauro 2012 a 24 euros.
El boom de estos sitios tiene mucho que agradecer a los cocineros-empresarios Iván Morales y Álvaro Castellanos cuando crearon Arzábal, un restaurante de seis mesas y ocho empleados que pasó en unos años a tener 50. La cocina de pequeñas raciones y multitud de vinos por copas de todo el mundo se convierte en un festín. La última de sus innovaciones es el Club A de Arzábal, solo reservado para clientes que paguen una cuota anual de 300 euros que permite acceder a una bodega con más de 100 champagnes, o una barra con aire british y propuestas de mini raciones japonesas y conservas caseras.
Ana Losada, sumiller de La Chula de Chamberí, sigue esta corriente de enotabernas que se arriesgan a poner etiquetas de denominaciones menos conocidas, espumosos de aperitivo y siempre que pueden, jereces. “La clave para acertar es saber qué ingrediente básico tiene un plato y adaptarse a las preferencias de los clientes, aunque me fío de la innovación siempre que puedo”.
Vinos por copas
[Img #7017]Otra de las tendencias entre estos bares de vinos nativos es que van ocupando nuevos espacios en los mercados de abastos. El experimento lo instituyó Pinkleton & Wine en el Mercado de San Miguel, una barra con 500 vinos que enseñó al turista cómo desenvolverse entre el mapa de vinos nacional. Al negocio le han añadido dosis de flamenco en la calle Cuchilleros donde se viven nuevas actividades creativas en torno al vino como las catas de vinos por tipos de roble o por tonalidades.
El último en incorporarse a la plaza de alimentación es Vinoteca Tierra, avalada por una de las mejores cartas de vinos nacionales gracias a tener distribuidora propia (Miró y González). Son propietarios de las primeras enotecas Taberneros, Matritium y la novedosa La Gastroteca de Santiago. En la barra del mercado, vinos por copas de Borgoña o vinos locales que expresan tipicidad, filosofía biodinámica y mucha frescura, la norma de la casa. El más ingenioso puesto de vinos lo encontramos al sur de Tenerife en la barra de Ana Ruiloba bajo el paraguas del divertido La Pepa Market. La creativa enóloga dejó La Rioja y está dedicada en cuerpo y paladar a hacer cursos de cata en la isla y a cultivar su viñedo ecológico. En su barra dominan los vinos canarios, como no podía ser de otra manera.
Wine bars & shops
El género de wine bar con tienda propia es una de las incorporaciones en los últimos años. Muchos son los que han terminado incluyendo un bar de vinos con precio de descorche donde disfrutar de cualquier vino de su lineal con algunos platos del restaurante.
La ocasión de llevarte el vino a casa es la máxima de la sobresaliente taberna La Tavina, en plena calle Laurel de Logroño, que ocupa un edificio histórico con tres plantas con el sabio objetivo de dar de beber vino y comer en todas las ocasiones, en barra o hasta en el comedor del último piso. En la segunda planta, una tienda guarda 500 muestras, un prodigioso escaparate de todos los vinos riojanos imaginables, que se agolpan junto a otras marcas rupturistas del mundo, un banco de pruebas singular que permite catar cualquier vino a un precio de dos euros por descorche. Cada botella tiene un vino por copa por 1,80 euros, lo que supone un lujazo. Los “Miércoles A Ciegas”, La Tavina abre un vino para que los parroquianos adivinen un vino por apuesta.
Maridaje en Valencia es un espacio levantino. La variedad de vinos mediterráneos es su consigna, como un tremendo goce su repertorio de mistelas, fondillones, moscateles o mistelas. “No podemos abarcarlo todo y preferimos profundizar en solo algunas marcas y bodegas para que el cliente conozca poco, pero bueno”.
Vinos naturales por copas
El que también cuenta con tienda propia adjunta es el único wine bar dedicado a los vinos naturales que admite haberse sentido rechazado por la profesión. L’Anima del Vi es del francés Benoît Valée, un heredero de la tradición de este tipo de nuevas enotecas en París. “Solo servimos vinos naturales que vienen de viticultores que no utilizan productos de tratamiento químico, cero aditivos, aunque sí aceptamos una mínima dosis de sulfuroso, y les compramos directamente a ellos”. Reconoce que estos vinos eran complicados de vender, como los Jura o los Loira, hace tres años, pero hoy tienen interés. En este bar de ambiente relajado, podemos tomar un rioja “natural”, los vinos Barranco Oscuro o los de Jiménez Landi. La carta de vinos franceses naturales es una colección museística en este singular bar.
Soleras con red social
Los que también pueden definirse de auténticos wine bars son tabernas ancianas cuya siguiente generación ha dado un salto de gigante para adaptarlas a las nuevas costumbres gastronómicas. Un ejemplo es Casa Montaña, junto al puerto de Valencia, un local centenario en el que Emiliano García Domene ha agitado tertulias literarias en torno a las inspiraciones etílicas de grandes vinos del mundo, en un entorno de toneles y alambiques pretéritos. Los precios de los vinos por copas (10 nuevos cada semana) oscilan entre los dos-tres euros para que resulten proporcionales al precio de una botella. Su hijo Alejandro es el responsable de renovar una de las cartas mejor ilustradas que hemos visto, un legado único de vinos con historia como Pétrus, champagnes, uvas raras y una tremenda carta de suculentos oportos, tokajis, vendimias tardías o dulces, una ofrenda por estos vinos. Alejandro lo mismo manda los tweets de la casa que vende merchandising del local, e incluso ha editado la carta de vinos como libro de bolsillo.
Armando Guerra también es de los que han hecho evolucionar el negocio de su padre que se fundó hace 40 años. Se crió entre huevas aliñás, manzanillas y miniaturas de botellas de colección. La Taberna Der Guerrita, un bar proverbial de Sanlúcar, esconde ahora un espacio misterioso, La Sacristía, una de las salas de cata más activistas del país donde se pueden probar vinos irreductibles maridados por sus elaboradores inconformistas. “Ningún vino del Marco de Jerez es complicado, puede ser exigente”, proclama el dinámico Armando. Taberna Der Guerrita incluye una tienda con 200 jereces y en breve piensa montar un comedor privado para festines.
Gracias a este tipo de impulsos, algo está cambiando en el consumo. Los jóvenes propietarios de Pura Cepa (Murcia), Juan Francisco Carmona (presidente de los sumilleres de Murcia, un todoterreno de sabores, vinos y café) y Vanessa Ballesta, son los autores de la mejor carta de vinos de la comunidad, pero quizás también de todo el Mediterráneo, con una cocina autóctona prodigiosa a base de vieira con espuma de foie o quesos artesanos de leche cruda. Es evidente que nuestras enotabernas más gustosas no tienen nada que envidiar a los wine bars extranjeros, quizás los mejoran, pulen y den esplendor gastronómico.
miércoles, 22 de abril de 2015
Honorine Barbier: "Los Colombo han revolucionado la forma de elaborar vinos en el Ródano".
Honorine Barbier: "Los Colombo han revolucionado la forma de elaborar vinos en el Ródano".
Aunque es licenciada en Química, su vocación actual es el mundo del vino, en el que entró a través de la cocina. Desde hace un tiempo forma parte del equipo, como enóloga y promotora, de la bodega creada por Jean-Luc Colombo, experto mundial en la elaboración de vinos de la variedad Syrah.
-¿El haber nacido en la gastronómica zona de Lyon le empujó al mundo del vino?
-Todo influye, si bien fue mi familia, especialmente mi madre, la cual es una gran cocinera, casi una profesional, la que me familiarizó con la enología. Más tarde, al estudiar Ciencias, y por mi amistad con una enóloga, me decanté por esa profesión.
-¿Qué le cautivó de ese mundo?
-Descubrí una nueva dimensión para aplicar parte de mis conocimientos alcanzados en mi carrera, a la vez que me abría una nueva senda, casi mágica, en mi vida profesional.
-¿Dónde se convirtió en enóloga?
-Estudié en Burdeos, ampliando posteriormente conocimientos en Estados Unidos, especialmente en California, pasando luego una temporada en Sudáfrica.
-¿Jean Luc Colonbo es un mago de la enología?
-Trabajar con él me ha hecho descubrir cosas interesantes, ya que tiene una forma tan metódica como racionalista de plantearse su trabajo. Con los métodos de cultivo, elaboración, creación de un laboratorio abierto a otros bodegueros, y comercialización, los Colombo han revolucionado el planteamiento enológico en les Cotes del Ródano.
-¿Innovar en el mundo del vino suele resultar incómodo?
-Por lo general sí, y más si eres un extraño en una zona con raíces milenarias en lo referente al vino como es esa demarcación, ya que romper con moldes ancestrales es muy complicado, incluso cuando eligió la botella bordelesa para sus vinos. Pero los Colombo vieron recompensado su trabajo después de muchas incomprensiones, ya que actualmente en ambas zonas de la apelación Cotes del Ródano, con varias DO muy particulares, se siguen sus criterios enológicos.
-¿Es difícil señalar cuál es un gran vino?
-Hay muchos buenos vinos en el mundo, aunque muchas veces uno no ha de guiarse por los altos precios que lleguen a cotizarse. Para lograr apreciar una serie de vinos hay que sentir curiosidad por ellos, ampliando conocimientos, comparando variedades y elaboraciones constantemente, entre otras cuestiones.
-¿Premisas para lograr un buen vino?
-Realizar una planificación integral, desde la viña hasta que el vino, embotellado y con una etiqueta que capte la atención y sea legible, salga al nercado, aunque la base empieza aplicando medidas fitosanitarias, ya que hablamos de un ser vivo.
-¿Conoce los vinos mallorquines?
-Aún no, pues mi experiencia con los vinos españoles, en general, es mínima, por ahora.
miércoles, 1 de abril de 2015
Una forma de servir vino sin descorchar la botella.
El premiado dispositivo Coravin permite extraer una copa conservando el resto del caldo sin alteraciones.
Greg Lambert es un ingeniero nuclear norteamericano, del International Institut of Massachusetts, cuya afición a los buenos vinos casi se ve truncada cuando su mujer quedó embaraza hace unos pocos años y dejó de acompañarle a la hora de servirse una copa. Ante el dilema de dejar la botella con contenido sin consumir y que éste se malograra en poco tiempo, comenzó a buscar una solución. Tras diversas pruebas inventó su sistema Coravin, con el cual se puede extraer el vino sin descorchar la botella, y que después de diversas pruebas se comercializa a nivel internacional.
"El invento de Greg Lambert consiste en un dispositivo que se coloca sobre la cápsula que aisla el tapón de corcho de la botella. El vino pasa a la copa gracias al gas que da la presión necesaria para circular. Ser trata de un gas inocuo que no afecta para nada al vino", explica Juan González, representante de este sistema en Europa, que fue presentado en El Corte Inglés de Palma.
Coravin tiene un pulsador, con una aguja de acceso a través del corcho de la botella que llega a alcanzar el vino, al que se acopla una cápsula de gas argón que sella perfectamente el tapón, impidiendo cualquier fuga, incluso después de su primer servicio, y por último una abrazadera con el calibre de la botella. Por el momento, este dispositivo sirve para botellas de formato pequeño, de vinos generosos, de tres cuartos y Magnum. Respecto a cada carga de gas, puede servir unas 20 copas normales. Sus clientes en potencia son los aficionados al vino que quieren consumirlo en casa y en ocasiones probar varios vinos, así como los profesionales de hostelería y vinotecas, principalmente.
Mientras se comercializa el primer prototipo del sistema Coravin, su creador, Greg Lambert, está trabajando en dotarle de un dosificador, entre otras mejoras. Por el momento, el dispositivo, ideado también pra traspasar vinos al decantador, dispone para perforar el tapón de corcho (se excluyen los de plástico) de un juego de tres agujas de diversos diámetros, con una diminuta baqueta para limpiarlas. Si bien el precio actual de este invento es algo alto, se indica que a la larga resulta económico, especialmente en bares y restaurantes, al igual que en botellas de alto coste y antiguas como de memorables añadas, propiciando a la vez que se pueda vender el vino en copas.
En el primer año de su lanzamiento se vendieron unas 70.000 unidades, de las que 40.000 quedaron en el mercado estadounidense, a pesar que las previsiones eran de la mitad.
"Este invento obtuvo en la reciente edición de Madrid Fusión el premio a la Innovación y Diseño. En cuanto a su fiabilidad, en el 2014 se reunieron a 160 de los mejores sumillers de Europa, los cuales firmaron una serie de botellas que se sirvieron utilizando nuestro sistema, y que después quedaron almacenadas. A principios de este año, en catas a ciegas de dichas botellas realizadas por esos mismos expertos, solo una chica supo distinguir el vino de la botella firmada de otra similar recién abierta. No hay que decir que los vinos de las botellas utilizadas y guardadas estaban perfectos", recalcó Juan González.
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