Santa Catalina es el barrio más moderno y de moda en Palma por su oferta gastronómica y cultural.
Lo empiezan a llamar el Soho de Palma. En el portal de una de sus típicas casas, de dos plantas, color crema y de contraventanas de madera verde, se encuentra una señora mallorquina, que acaba de llegar de la compra, con una despampanante sueca de metro ochenta. Las dos son vecinas.
Este era un antiguo barrio de pescadores, al oeste del centro de Palma, nada más cruzar la avenida de Argentina sobre el paseo marítimo. Fue la primera zona urbanizada al exterior de las murallas del museo Es Baluard y de importante actividad industrial en los siglos XIX y XX.
Santa Catalina es hoy un barrio mestizo, de fachadas modernistas, pequeños jardines y patios interiores, y donde la tradición mallorquina se encuentra con la vanguardia europea. Es el típico barrio trabajador que se ha puesto de moda por su encanto y sencillez. Atrae a cada vez más extranjeros y jóvenes mallorquines, que lo están convirtiendo en todo un referente gastronómico, cultural y artístico de Palma.
El ambiente se concentra en torno al mercado tradicional
La barriada tiene un corazón y ese el Mercado de Santa Catalina, el más antiguo de alimentos de toda Palma, construido en 1920. Nunca falta movimiento en el barrio, pero el mercado es, sin duda, el epicentro del bullicio, desde la mañana a la noche.
Es líder en productos frescos locales y de temporada, pescaderías, charcuterías, con la sobrasada como producto estrella, fruterías, vinaterías, floristerías y productos delicatesen. Entre compra y compra se puede tomar una caña y una tapa en la terraza de alguno de sus bares.
El mercado está rodeado por incontables tiendas, bares, restaurantes y cafeterías. Decir que es un barrio moderno es quedarse corto. En cualquier calle, las galerías de arte, las tiendas de ropa vintage, de diseño, interiorismo y artesanía aparecen al doblar cada esquina.
Las hamburgueserías son ecológicas o para vegetarianos; las heladerías, veganas, y las chocolaterías, orgánicas. La calle peatonal de la Fábrica está llena de restaurantes multiculturales y la de la Industria tiene molinos, vestigio fabril del barrio y hoy sede de cadenas de comida rápida como Pizza Hut.
Hablar de restaurantes es hablar de la principal atracción del lugar, sin menospreciar su oferta artística, con el Teatro Mar i Terra a la cabeza. De los exóticos destaca Bindi, de comida hindú; el peruano Sumaq o el Nuru, de estilo fusión y del que todo el mundo habla. Si le gusta el sushi, vaya al Arume sin falta, y los clásicos de la comida italiana tienen el Bunker’s y A Casa Mia.
Santa Catalina también tiene su lado místico y zen. El centro Lucky Bodies & Happy Souls ofrece distintos tratamientos de bienestar y el estudio Earth Yoga, distintas disciplinas de esta práctica oriental. La avenida de Argentina o la calle de Sant Magí son buenos lugares para comenzar, o terminar, una noche por Santa Catalina.
El Soho Bar, un local retro ambientado en los sesenta; el multicultural Havanna; el Exit, de música rock en directo, o la elegante coctelería Lab son distintas opciones según lo que prefiera. Santa Catalina mezcla la sencillez de un pueblo con el espíritu y alegría de la vanguardia que le atrapa. Es imprescindible en cualquier visita a Palma.
Barrio pescador. Santa Catalina es un antiguo barrio de pescadores que se localiza al oeste del centro de Palma de Mallorca, entre la avenida de Argentina y el paseo marítimo.
Vistas de lujo. El Hotel Nakar, a cinco minutos a pie en dirección al casco urbano, ha abierto recientemente sus puertas a los clientes que quieran disfrutar de un alojamiento moderno y de diseño, en pleno centro de la ciudad. Cuenta además con una terraza con piscina, estupendas vistas y un elegante spa.
De ‘tardeo’. El tardeo es una moda entre adultos de 30 a 50 años y consiste en salir de fiesta los sábados por la tarde para no descuidar sus responsabilidades familiares. Los locales de la avenida de Argentina son los preferidos por este exigente público.
Molinos Es jonquet. Es uno de los conjuntos molineros mejor conservados de Palma. Se encuentran en un pequeño acantilado frente al mar, en pleno barrio de Santa Catalina.
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