jueves, 9 de febrero de 2012

Bon voyage, mon amour.


La colección de Chateau d'Yquem

Bon voyage, mon amour.


Cuenta la historia que un grupito de aventureros alquimistas y un ser vivo singular producían unos vinos dulces mágicos.


No estoy hablando,como podría esperarse,de una asociación de enólogos,viticultores etc,sino de un grupito más enigmático y misterioso:un hongo, un pequeño terroir y una afamada zona vitivinícola francesa.


La zona a la que me refiero es Sauternes, un pequeño reducto del gran Burdeos, y el hongo es un ser vivo micróscopico llamado botrytis cinerea, que alcanza su máximo esplendor natural en la mítica bodega de Chateau d'Yquem... y sus uvas Semillion y Sauvignon Blanc... y digo bien, Sauvignon Blanc.


Y asi comienza la historia:


El hongo ataca a las uvas cuando están madurando en las viñas, este ataque podría ser fatal,pero bajo unas condiciones que se producen en zonas privilegiadas, primero humedad que permite el desarrollo del hongo y luego periodos secos, produce en cada uva lo que conocemos como “noble rot” (podredumbre noble) permitiendo en este proceso una concentración de azúcares, pérdida de agua y conservación de la acidez, además de una complejidad aromática única.


El trabajo por parte de la naturaleza está hecho, el toque mágico se da en la bodega, esta singular bodega que con cuatro siglos de antigüedad permaneció bajo la dirección de los descendientes de los fundadores durante 20 generaciones. Actualmente la dirige Pierre Lurton, un apellido muy “Burdeos”(su segundo también lo es “Lafite”), que también es director de otro histórico, Chateau Cheval Blanc.


Y esta maravillosa y larga historia tiene muchas otras bonitas historias, como los fieles seguidores que ha tenido. Uno de los más singulares fue Thomas Jefferson que antes de ser presidente de los Estados Unidos, pasó en Francia una larga temporada como embajador y conoció, disfrutó y se convirtió en un gran experto en los vinos de aquella época. Un documento recoge un pedido de Chateau d'Yquem para él y un amigo suyo George Washington, otro del Gran Duque Constantino, hermano del zar de Rusia, por valor de 20000 francos de oro, e incluso en Japón tuvo pretendientes...


Y luego, tengo la oportunidad de observar la historia desde un lugar privilegiado: el Hotel Restaurante Atrio. Este restaurante, en el que tuve la oportunidad de colaborar como sumiller durante un periodo de mi vida, es conocido, además por su cocina y exquisito servicio que le hace poseedor de dos estrellas Michelín, por albergar la mejor bodega de un restaurante que yo haya conocido jamás, reconocida mundialmente y galardonada con prestigiosos premios como el Grand Award Winners de la revista americana especialista en vinos Wine Spectator (no confundir con la Wine Advocates del afamado crítico Robert Parker, del cual tengo intención de ocuparme en otro momento...). Los dueños de este lugar son unos apasionados de los vinos, en su bodega podemos encontrar Vega Sicilia, Margaux, Lafite, Latour, Romanée - Conti (de La Tache), y cerca de ¡80 añadas! de Chateau dÝquem, la “joya de la corona”. De éstos el más antiguo data de 1806 cuyo precio en la carta es de 150.000 € (sí,está bien escrito,no sobra ningún cero...). Esta botella también tiene su historia: fue adquirida en una subasta, ya en el restaurante, teniéndola en las manos el sumiller observó una fisura en el cuello de la botella, por la que perdía líquido, se pusieron en contacto con la bodega y en un viaje relámpago a las instalaciones de Chateau d'Yquem, se la volvieron a embotellar en una botella de la época... no me puedo imaginar el susto, como se pueden esfumar más de 100.000 € por una fisura...


Para quien no tenga previsto una visita al restaurante, les dejo una foto de todos los Chateau d'Yquem.
Bodega de Atrio


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